miércoles, 25 de julio de 2012

Las amazonas de la mitología griega



 
Estas mujeres guerreras pertenecientes a la mitología han sido, desde sus orígenes, el punto de comienzo de numerosas leyendas. Entre todos estos mitos que giran a su alrededor, hay uno que las establece como las hijas de Ares con Harmonía, de ahí su carácter bélico tan conocido y característico. Poseían un reino propio, en las orillas del río Termodonte, situado en la región del Ponto, por lo que para los ojos de los antiguos griegos eran un pueblo eminentemente bárbaro. Eran llamadas por los escitas eórpatas.

En otros mitos relacionados, atribuyen su maternidad a Afrodita o a una hija de Ares, Otrere. Al principio vivían en las orillas del río Amazonio, que más tarde se llamó Tanais, en honor a un hijo de la amazona Lisipe, que ofendió profundamente a la diosa Afrodita debido a su repulsión por el matrimonio y su afición a las armas. En venganza por eso, Afrodita insufló a Tanais un amor incestuoso por su madre y, para no dañar su reputación, se ahogó en el río que lleva su nombre. Para que el ánima de su hijo no las molestara, Lisipe decidió guiar a todas las amazonas hasta una llanura situada a las orillas del río Termodonte, donde se dividieron en tres tribus, cada una de ellas fundando una ciudad. Lisipe fundó la ciudad de Temiscira, además de vencer a las tribus autóctonas de la zona. Con el botín de sus victorias erigió templos en honor de Ares y de Ártemis Taurópola. Sus descendientes ampliaron el control de las amazonas, llegando hasta el oeste (Tracia) y por la costa meridional del Termodonte (Frigia). Incluso erigieron una estatua de Ártemis en Éfeso.

Este reino se diferenciaba de los demás porque todo el poder, administración y organización recaía en las mujeres que lo conformaban. Fue Lisipe la primera que estableció que los hombres en las tribus de amazonas tendrían que realizar todas las tareas domésticas. Al ser un pueblo poblado solo por féminas, tenían lógicamente ciertos problemas para conservar preservar su raza. Para solucionar ese problema, tenían relaciones una vez al año con los hombres de los pueblos vecinos, como los Gágaros. En la primavera, grupos de jóvenes amazonas y de jóvenes gargarenses se reunían en la cumbre de la montaña que separaba sus territorios y, después de hacer un sacrificio conjunto, pasaban dos meses juntos. Cuando una amazona quedaba encinta, volvía a su ciudad. Las niñas, fruto de aquellas relaciones, se quedaban en su territorio y serían educadas según la moralidad y directrices de las amazonas. Los niños, por el contrario, o bien eran mutilados, asesinados, o enviados a sus padres. El término amazona, literalmente sin pecho, alude a la tradición conservada en las leyendas de que a las niñas las comprimían el pecho derecho para que pudieran utilizar el arco y lanzar las flechas sin ningún impedimento, mientras que el derecho se conservaba para amamantar a las nuevas amazonas.


AMAZONAS LIBIAS

Hay que distinguirlas de las amazonas del mar Negro (descritas arriba). Aliadas del dios Dioniso, en un primer momento habitaban Hespera, una isla del lago Tritonis rica en árboles frutales, ovejas y cabras. Consiguieron conquistar todas las ciudades de la isla, y fundaron la ciudad de Quersoneso. Incluso atacaron a los atlantes, pueblo situado hacia el oeste del Nilo. Comandadas por la reina Mirina, se formó un ejército de 30.000 guerreras a caballo y 3.000 de infantería. Mirina consiguió invadir el país de los atlantes, les derrotó, entró en la ciudad de Cerne, en la que mató a todos los hombres, esclavizó a las mujeres y niños, y arrasó sus murallas. Cuando todos los demás atlantes se rindieron, se hizo amigo de ellos, y fundó una nueva ciudad epónima, donde acogió a los cautivos y a todos aquellos que desearan vivir allí. 


Debido a que la consideraban casi como una diosa, ella decidió corresponder defendiéndolos de sus vecinos los gorgones, a los que masacró en una batalla campal. En la noche de la victoria, mientras ellas celebraban un banquete, los prisioneros gorgones las robaron las espadas y, junto con un cuerpo de supervivientes gorgones que esperaban fuera, dieron muerte a todas las amazonas. Mirina consiguió salvarse, llegó a Egipto, donde volvió a dirigir un ejército y defendió al rey Horus, hijo de Isis, emprendiendo después la invasión de Asia. Se apoderó de algunas islas del mar Egeo, como Lesbos, donde construyó la ciudad de Mitilene, el nombre de una hermana que la había acompañado en la batalla.

Luego pasó a Tracia, donde fue vencida por el rey Mopso y su aliado, el escita Sípilo. Allí encontró la muerte. Las amazonas supervivientes, que no pudieron superar la muerte de Mirina, eran vencidas por los tracios en sucesivos encuentros, hasta que se recluyeron finalmente en Libia.


EL CINTURÓN DE HIPÓLITA

Hipólita, una reina amazona, poseía un ceñidor de maravillosos poderes que se decía fue un regalo del dios Ares, padre de las amazonas. Admeta, la hija de Euristeo, deseando fervientemente dicho ceñidor, se le encargó a Heracles la tarea de conseguirlo, siendo así su noveno trabajo para alcanzar la inmortalidad.

En esta expedición, Heracles se rodeó de numerosos héroes de la mitología griega, como Teseo, Pelamón, Peleo… En ese momento, las reinas de cada una de las tribus era Hipólita, Antíope y Melanipa. En un principio, parecía que todo iba a desarrollarse con tranquilidad, pues nada más llegar a la ciudad de la reina Hipólita, les recibe con cordialidad y se muestra dispuesta a cederle el ceñidor a Heracles sin necesidad de derramamiento de sangre, como prenda de amor nada más ver el cuerpo musculoso de Heracles. Pero todo se torcería cuando Hera, eterna enemiga de Heracles, decide entrar en acción. Tomando la forma de una amazona, engañó al resto de las mujeres diciéndolas que los hombres pretendían llevarse a su reina.

Montando rápidamente sus caballos y armándose con sus famosos arcos, invadieron la playa donde se encontraban ancladas las naves de Heracles. Allí se produjo una cruenta batalla en la que, según el autor antiguo que leamos, tuvo un final distinto. Según Apolodoro, la misma Hipólita encontró la muerte en ese enfrentamiento y Heracles en ese momento le robó el ceñidor; según Diodoro de Sicilia, no murió, sino que se convirtió en prisionera que, para conseguir su libertad, tuvo que entregar el legendario ceñidor.



AQUILES Y PENTESILEA

Como Heracles, Aquiles también tuvo que enfrentarse a las Amazonas, aunque no para conseguir algún botín especial, como es el caso del ceñidor de la reina Hipólita. 
En la guerra de Troya, uno de los episodios más conocidos de la mitología griega, las Amazonas, comandadas por Pentesilea, fueron a auxiliar a los troyanos. En las primeras batallas contra los griegos, Pentesilea resultaba claramente la vencedora, hasta que se enfrentó con Aquiles, el cual la mató. Sin embargo, los autores antiguos hablan de que Aquiles sintió por Pentesilea una gran admiración por su belleza, acercándose ya al amor. Este sentimiento provoca una serie de burlas de uno de los soldados griegos, Tersites, que se mofa de Aquiles. A causa de esto, la cólera de Aquiles se inflama, que tiende en el suelo a Tersites de un solo puñetazo. Todo el ejército, cansado de las bromas de Tersites, aplaudió el gesto, salvo Diomedes, pariente de Tersites, que se lanza hacia Aquiles enarbolando una espada. Sin embargo, la única venganza que pudo llevar a cabo contra Aquiles fue tirar el cuerpo sin vida de la amazona a las aguas del Escamandro. 
A este relato, que es originario y principal, se añadieron diferentes variaciones. Una de ellas explica que Aquiles llegó a amar a Pentesilea, con la que tuvo un hijo, Caístro. Otra versión habla de que en el enfrentamiento entre Aquiles y Pentesilea, fue la amazona quien le mató y este, resucitado gracias a los poderes de Zeus por petición de Tetis, se encargó de vengarse de la amazona matándola ante los muros de Troya. Finalmente, se habla también de una expedición que hicieron las Amazonas contra la isla de Leuce, lugar donde Tetis, madre de Aquiles, había depositado sus cenizas. El espectro del héroe apareció ante las Amazonas, y los caballos de las mismas, asustados y encabritados, patearon a las feroces guerreras.


TESEO Y LAS AMAZONAS

Algunos relatos, como el expuesto del Ceñidor de Hipólita, narran también la presencia de Teseo en aquel trabajo de Heracles. Como parte del botín, recibió a la reina Antíope, que también era conocida con el nombre de Melanipa. La había entregado la ciudad de Temiscira, debido a la pasión que inflamó en el corazón del héroe.
Unos años más tarde, Teseo volvió al País de las Amazonas, en compañía de Pirítoo y otros compañeros. Las Amazonas, complacidas al ver tantos hombres apuestos, les recibieron con todos los honores. La reina Antíope salió a recibir a Teseo con numerosos regalos, pero nada más subir a bordo de su nave, levó anclas y así la raptó. Otra versión del mito cuenta que Teseo permaneció un tiempo en el País de las Amazonas, y trató a Antíope como una invitada. Entre los compañeros de aquella visita a las Amazonas, se encontraban tres hermanos atenienses: Euneo, Tóloas y Solunte. Este último se enamoró de una Amazona, Antípode, y debido a su vergüenza por cortejar a la mujer, pidió ayuda a su hermano Euneo. Antípode rechazó eso, pero siguió tratando a Solunte con la cortesía merecida por ser invitados. Finalmente, presa del dolor, Solunte se arrojó al Termodonte y se ahogó. Al enterarse de la noticia, Teseo se afligió mucho, y, recordando una profecía de la Pitonisa, la cual decía que si sentía aflicción en un país extranjero debía fundar una ciudad, fundó Pitópolis en honor de Apolo Pitio. Dejó allí a Euneo, Tóloas y un noble ateniense de nombre Hermo. Tras esto, se marchó con Antíope.

Oritía, la hermana de Antíope, juró vengarse de Teseo. Aliándose con los escitas, formó un gran ejército que atravesó el hielo del Bósforo Cimerio, cruzó el Danubio y pasó por Tracia, Beocia y Tesalia. Al llegar a Atenas, acampó en la colina del Areópago, donde realizó un sacrificio a su padre Ares. la tradición marca que, a partir de ese sacrificio, esta colina pasó a llamarse como Areópago. Para asegurarse la victoria, invadió primero Laconia, para mantener el istmo controlado y que los vecinos del Peloponeso no mandaran refuerzos a los atenienses. Aunque las fuerzas ya estaban formadas, ninguno de los bandos se animaba a comenzar la batalla. Solo Teseo, tras realizar un sacrificio a Fobo, uno de los hijos de Ares, presentó batalla el día 7 del mes de Boedromión. El frente de batalla de las amazonas se extendía desde el lugar llamado Amazonio hasta el Pnix. El ala derecha de Teseo descendió desde Museo y cayó sobre el ala izquierda enemiga, que consiguió repeler el ataque. Pero el ala derecha de Teseo, que atacó desde el Paladio, el monte Ardeto y el Liceo, obligó al ala derecha de las amazonas retirarse, infligiendo a su vez muchas bajas a las Amazonas.

Tras cuatro meses de duros combates, las Amazonas finalmente ofrecieron la paz. Algunos relatos dicen que Antíope, que ya era esposa de Teseo, luchó valientemente a su lado hasta que la mató una flecha disparada por una tal Molpadia, que fue asesinada posteriormente por Teseo. Oritía, con unas pocas supervivientes, huyó a Megara, donde moriría de pena y desesperación. El resto de las Amazonas, expulsadas del Ática por Teseo, se refugiarían en Escitia.

Fue la primera vez que los atenienses repelieron un intento de invasión extranjera. Las Amazonas heridas que quedaron en el campo de batalla fueron enviadas a Cais, donde las sanaron. Antíope y Molpadia fueron enterradas en las cercanías del templo de la Madre Tierra, y una columna de barro señalaba la tumba de Antíope. Otras Amazonas yacieron en el Amazonio. Las guerreras que cayeron cuando cruzaban Tesalia fueron enterradas entre Escotusia y los Cinocéfalos, y otras más cerca de Queronea, junto al río Hermón. 

Sin embargo, en lo que más coinciden los relatos es que Antiope sobrevivió a la batalla, y que Teseo no tuvo más opción que matarla, pues cuando se alió con el rey Deucalión de Creta, se casó con su hija Fedra para formalizar el acuerdo. Antíope, muy celosa, que además no era su esposa legal, irrumpió en las fiestas nupciales completamente armada y amenzando de muerte a los invitados. Teseo y sus compañeros cerraron todas las puertas, y este se enfrentó a la Amazona en un horrendo combate. Antíope le dio a Teseo un hijo, Hipólito, también llamado Demofonte, y no había yacido con otro hombre que no fuera Teseo.


REPRESENTACIONES 

En el arte griego, las amazonas eran representadas con los rasgos de mujeres jóvenes, bellas y valientes. Suelen llevar un traje ceñido, que cubre prácticamente todo su cuerpo, y una especie de pantalón que desaparece dentro de su calzado. Su busto está cubierto por una túnica corta con mangas, ajustada al talle por un ceñidor, y encima de ella una capa flotante. El tocado está formado por una mitra frigia, un casco o gorro de piel. Su arma principal era el arco, que sabían manejar con habilidad extraordinaria. 


Combatían tanto a caballo como a pie. Se defendían con un escudo redondo. En las representaciones más modernas, suelen ser mujeres a caballo, que portan algún tipo de arma (espada, hacha, lanza...) y una ligera túnica que deja uno de sus pechos al descubierto. Es curioso destacar que hoy en día a las mujeres que participan en las carreras de caballos son llamadas amazonas, como reminiscencia de la antigua Grecia.



Información sacada de:

GRAVES, ROBERT Los mitos griegos. Tomo I y II
RICHEPIN, JEAN Historia de la mitología griega ilustrada

Todas las imágenes empleadas pertenecen a sus respectivos dueños, a excepción de las últimas dos imágenes de amazonas ecuestres, que yo misma he realizado las fotografías.

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